esa total rigidez del cuerpo desde la que no podía realizar ni el más leve movimiento, ni articular sonido alguno. Una vez me quedé con los ojos abiertos y ni siquiera pude cerrarlos. Después de aquel espanto, salté de la cama y corrí fuera de lahabitación.Anduvecomolocadurantehorasporlos alrededores de la casa, sin fijarme más que en mi propio movimiento. Entonces decidí salir a tu encuentro y buscarte entre las huellas que habías dejado en otra ciudad: