portada de los ultramarinos, Hortensia recuerda el primer día que acompañó allí a su hombre. ¡ Qué taladradora mirada recibió de aquella rozagante cuarentona, la señora Maddalena! Una mirada que se enteró de todo. Hortensia no reaccionó risueña sabiendo comosabíalashistoriasdelafrutera,porqueadvirtió en los otros ojos la envidia y la pena de no tener a un Bruno. Pero ya no piensa en eso cuando llegan a la casa. Entra en ella con la sonrisa provocada