para bajar a Brunettino del sillón a donde ha trepado o para quitarle de las manos el frágil cenicero de Murano. «Habla como en los mítines», piensa el viejo escuchandola. «¡A estos comunistas, labia no les falta!» Simonettaexponeideasyadmitequelasdebe a su novio. Antes de conocerle sólo pensaba en aprobar los exámenes y luego ganar dinero, pero Romano la hizo consciente... ¡Oh, Romano! -¡