no se los llevaría nadie como yo, que a bien saber y bien mandar no me ganaba ninguno... Así que estábamos todos a verlas venir, esperando por dónde torcería la vida. Y los Cantanottes aprovechandose de ese esperar, quitandole alMartinohorasderiego,colandoseensucastañar, ¡hasta atreviendose ya a pisar por la senda de la derecha! Y el Martino, ya viejo y sin hijo, que fue mujeriego y casó tarde, sin quererme por yo no tener