seis cuarenta en punto se despedía de ella desde la puerta, en el tardío momento en que Teresa se ponía a lavar los trastes, a levantar su cocina. Cuando Pancho regresaba de su corrida a las seis de la mañana dos días más tarde, la encontraba dormida,secolabaentrelassábanasjuntoaellayellalo recibía con un murmullo de aquiescencia. En el curso de la mañana, Teresa abandonaba el lecho, trajinaba, se ponía a escombrar como decía ella, a planchar ropa. Ya cerca