, más patéticamente. -¡Este niño! -grita la mujer, colérica ya y desesperada-. ¿Por qué llora, qué quiere? ¡Si no le pasa nada! ¿ Es que no comprende ? Habla Renato con su mujer en voz baja y al finélacudealaalcobita,dondetratadeacallaralniño. Como no sale, el viejo vuelve a su cama, pero no se duerme. Está exasperado. «No comprende, no comprende... ¡Vosotros sí