mejor... » Su cavilación se remansa en esas últimas palabras. «Eso mismo, florecer. Yo creía que era cosa de mujeres, que el hombre es sólo madera, cuanto más recia mejor. Pero ¿ por qué no flor? A David le gustaban lasflores,separabaenlasmarchasparamirarlas y siempre andaba preguntando cómo se llamaban. Nos burlábamos al principio, hasta que le vimos su buena madera y se ganó el respeto. Tendría razón, no estoy