había dicho David en voz muy baja--, no puedo olvidar Ibiza.» Y él se había callado porque era difícil decir la verdad, descubrir a un ciego el color de las cosas, describirle cómo eran. «Voyacomprarlacasadelacala...Nopararéhasta que la consiga.» Eso era lo que estaba detrás de la ventana. Eso era lo que estaba delante del paisaje, borrado, desterrado, rechazado para siempre por Julián.