La consulta empieza como la otra vez. Por la mañana ha sido también preciso tragarse la papilla, ante los ojos atónitos de Brunettino y sus chillidos reclamando otra taza para él. El viejo va armado de paciencia para someterse a la mismarondadeexploraciones,peroseequivoca:lasemejanza con la primera consulta termina en cuanto traspone la puerta de la salita. Al otro lado le aguarda el profesor Dallanotte en persona, tendiendole la mano. -¿