, pero me pareció un disparate. No le habrías ignorado tanto. Además, no sabía qué edad tendría. Lo único evidente era que el padre del niño, fuera quien fuese, no vivía con ellos. Aún era demasiado temprano. Tendría que esperar a quetíaDeliasemarcharaadarsusclasesdesolfeoypiano. Atravesé el patio. El mármol del suelo parecía azulado con la claridad del amanecer. Por primera vez me dirigía a la que había sido tu habitación. En ella, un escarabajo