herible, no manchable; ella es...» Tuvo que hacer un esfuerzo para abrir los ojos, porque los párpados se le cerraban y era absurdo dormirse cuando se acercaba el final de la noche y ya entraba por la ventana el primer rayo de sol, que fue aestrellarse,convertidoentodosloscoloresdelarco iris, contra el solitario que se agitaba en la mano de Genoveva. III Estudiaba francés. Aprendía de memoria largos párrafos del libro de