príncipes y príncipe a su vez! El profesor asentía con lentitud, pero no sabía quién era Storitz: por el nombre no había reconocido al Hombre Invisible, el más peligroso asesino de todos los tiempos. Seguro que si iba ahora a la habitación delaabuelaselaencontraríaconversando con él, diciendole que no con la cabeza, riendo sus bromas. --Tal vez el médico tenga razón y se trate sólo de una enfermedad. --¡No! --