No! --exclamó con la voz atenazada por la angustia--. ¡Es peligrosísimo! Mercedes pidió por teléfono a Carlos que, mientras la abuela permaneciera internada, hiciera compañía a Miguel cuando Onésima no estuviera en casa. El profesor accedió y aquellos días pasaron muchas horasjuntos:conversaban,leían,escuchabanmúsica, cocinaban. Emplearon una tarde entera en colocar manzanas por todos los rincones para que la casa oliera a naturaleza, y el niño se decía con Morgan da