puerta. Respiró con alivio, el peligro había pasado. Durante la merienda hablaron de Agus, qué hacían, a qué solían jugar cuando venía. La abuela sonreía con sonrisa amistosa mientras Miguel, despreocupado, contestaba que al Palé, al parchís, según los días. ¿Yconversabanmucho?¿Lecontabacosasdel internado? ¿De qué solían hablar? ¿De Tintín? --A veces le cuento historias de Tintín --admitió el niño, que no podía resistirse al gesto cómplice