Storitz! ¡El Hombre Invisible! Se había acostumbrado a acercarse en secreto al balcón y a espiar a la abuela en su refugio vegetal. Ella ya no regaba las flores ni las cuidaba, simplemente se sentaba entre ellas y las veía crecer, y llorabaoreíayconversabaconStoritz.Miguelsabía en cada momento dónde se encontraba el Hombre Invisible según fuera el lado hacia el que ella mirara cuando hablaba. En una ocasión le descubrió mientras la espiaba y