no quiero ver a nadie más! ¡No me importa quién venga a verla! ¡Y a ti tampoco te importa! Hablaba precipitando sus palabras, subiendo el tono de la voz sin miedo a ser descubierta, hasta que se echó a llorarconunaamarguraquemeconmovió.Laabracésin saber qué decirle. --Yo la quiero. Bene es buena --me dijo entre sollozos. --Sí, claro que es buena --añadí yo intentando tranquilizarla.