o cual montaña. El niño no le preguntó por el libro, prefería que su abuelo olvidara cuanto antes aquel episodio. Alguna otra mañana entró a despertarle y desayunaron juntos polen y miel. «Serás mucho más inteligente y podrás hacer puzzles de un millón», bromeabamientrascolocabaenlamesillalabandeja con vasijas de barro, Aquellos días estuvo de muy buen humor. Todo cambió la noche en que le despertó un ruido de pasos apresurados en el pasillo.