Carmina. El resto de la tarde lo pasaron en el dormitorio. Miguel estaba leyendo en voz alta un capítulo de La isla del tesoro cuando, ya casi a la hora de cenar, oyeron ruidos en el pasillo, ruidos que no se acercaban alahabitaciónsinoquesealejabanhaciala antesala. Miguel dejó el libro en la mesilla, se pasó una mano por la frente y dijo: --Hoy es día de aventuras. Saldré a hacer averiguaciones. Con