un cuadro, una escena encajada, perfecta, cuyos distintos fragmentos se unían formando un conjunto sin discordancias... Pero «David admirando a su padre» era otro cuadro, otro título, otro pintor incluso. --David quería a su madre, se parecía a su madre... --afirmórotundamenteGenoveva. Y Julián comprendió que era inútil discutir, y además no importaba demasiado. --Quizá --dijo Julián. Y torpemente, trabajosamente, se levantó para alcanzar un vaso,