--dijo un amigo que siempre despreciaba los hallazgos ajenos. --No, pero casi --murmuraba David. Se esforzaba sin éxito explicando el rumor y el aroma y el ritmo de la gran ciudad. Recién llegado, ya estaba descubriendo la añoranza. --EstátristeMadrid--habíaafirmadoeltío--;está convaleciente de tanta herida y tanto desgarrón... Pero David sólo veía un mundo electrizante en movimiento, frenético o pausado según las horas del día. Por la mañana