. ¡Tiene que venir; cuando le pasa algo me telefonea! «¡Mira que preguntarme si me atrevo...! ¡ La que no se atreve a dejármelo eres tú! » El viejo, riendose interiormente, disimula su felicidad poniendo caradecircunstancias.Andreasemarchaatodaprisa y él se queda pidiendo a la Madonna que le despierte a Brunettino, para cogerle en brazos. Entre tanto, pasa a la alcobita, contempla al niño y se dispone a sentarse