? Ahora, ¡ni la Rusca me separa de ti, fijate!... Bueno, ella sí; perdona, Rusca, pero ella no tiene prisa. Lo ha dicho el profesor, resulta que casi es un compañero... ¡ Ojalá curase a niños, porque se ocuparíadeti!Pero,claro,noesdeesoscretinos, ¡ cómo va a serlo! » La voz del viejo se hace susurrante, casi inaudible. «Mira, la verdad de verdad, niño mío, es que