la calle! -¡Otra vez los pantalones...! -ríe la mujer-. Pero ahora no es barro, sino agua. ¡ Está usted calado! ¿No tiene frío? -Estoy acostumbrado. Y con usted delante, ¿cómotenerfrío?-añade,multiplicandosuspícaras arrugas en torno a los ojos. Ella vuelve a reír. «Le sale la risa del buche, como a las palomas», piensa el viejo admirando ese pecho rotundo