evitar la instintiva protesta de lanzarles el grito de los pastores en la montaña: -¡Heppa! ¡Heppaaaaa! Se arrepiente: va a parecerles un cualquiera y es Roncone, Salvatore. Pero el efecto de su grito es fascinante:elecuadordelapantallasemultiplicaen serpientes agilísimas y oscilaciones como látigos. Valerio sonríe satisfecho: -¿Ha visto? Su voz. El viejo empieza a levantarse, pero la muchacha le retiene. -Perdone