después. Hermana de Anunziata. La chica, mientras habla, ha iniciado eficazmente el arreglo de la habitación. El viejo, en vez de batirse en retirada, como los demás días, sigue gustoso lacharla.«UnamozaqueodiaaMilán...¡Vaya,merece oírla! » -Claro que odio a Milán. Me encanta el campo y los animales. Todos... ¡Todos -insiste riendo--, hasta las moscas!... Por eso