afectado al hombre. -¿Te molesta más la Rusca? ¿Te duele? «Esta mujer es adivina», se asombra una vez más. «lmposible ocultarle nada.» -¡ Qué dolor ni dolor!... Si sólo fuera eso... Peroenfrenteesosojosmerecenlaverdad,la exigen con más fuerza que un interrogatorio. Se decide: -Mira, peor sería que pensaras mal de mí con eso de dormir la siesta en tu cama sin hacerte nada...