, Salvatore. Pero el efecto de su grito es fascinante: el ecuador de la pantalla se multiplica en serpientes agilísimas y oscilaciones como látigos. Valerio sonríe satisfecho: -¿Ha visto? Su voz. El viejo empieza a levantarse, pero la muchacha le retiene. -Perdone,¿leimportaríarepetir?Voyafilmarla. «¿Es que me toman el pelo? Pero esta nueva Simonetta, ¡es tan chiquilla! Si quiere divertirse, juguemos todos, ¡qué más da!»