a su barbilla, pero en lo oscuro los ojos destacan con su claridad azul. Contesta lentamente: -Pues no me felicite, querido amigo: padezco lo mismo que usted. El viejo no se lo esperaba. Se entristece casi más que por sí mismo. -Pero-protesta-ustedesmuyjoven. El profesor se encoge de hombros... El viejo observa colillas en un cenicero: -¿Y fuma? El profesor repite su gesto. -Como si