, seguro; Renato ha pasado por el Hospital para recogerlos. El viejo sabe, sin volverse, que le están dirigiendo miradas compasivas. Sonríe: estos dos muchachos le hacen gracia. Renato se acerca a su padre, alude de pasada alosanálisisyempiezaaquejarseexageradamentedel tráfico, mientras Andrea va al pasillo a telefonear, en vez de hacerlo desde su mesa. «Están asustados», piensa el viejo; «basta ver cómo procuran disimular...