, dejame ir el domingo al puerto a esperar la llegada de la Vuelta... La madre había asentido distraída, a pesar de que en ocasiones parecidas nunca había permitido que él se fuera tan lejos con su bici. Por un momento saboreó la gozosa sensación de ser adulto,participardeaquellaseriedepactos,condiciones, entregas y renuncias que marcaban la vida de los mayores. Paladeó el placer de poseer algo valioso que ofrecer y algo valioso que reclamar. «