la merienda. Cojan los chubasqueros por si acaso. Desde el monte se veía el mar. Las olas se estrellaban en las rocas. A lo lejos, una leve claridad anunciaba un sol probable. Quizá mañana... Una inmensa tristeza envolvía el recuerdo de aquellos veranos.Casisinproponérselo,Juliánempezóa hablar: --Yo necesitaba el sol. Estaba siempre triste. Me aburrían los juegos de los otros, los juegos con la amenaza constante de lluvia o la lluvia