--Está triste Madrid --había afirmado el tío--; está convaleciente de tanta herida y tanto desgarrón... Pero David sólo veía un mundo electrizante en movimiento, frenético o pausado según las horas del día. Por la mañana, el sol reverberaba en el estanque del RetiroyDavidcontemplabalasbarcasempeñadasen un lánguido viaje sin destino. Por la tarde, se acodaba en el balcón y su mirada se prendía en el torbellino de los coches que avanzaban en riadas metálicas