. -¡Parelo, señor Roncone! ¡Está usted loco! -grita Anunziata, pero ha de resignarse un rato, a pesar de que reclama a cada momento la aspiradora. Al fin Brunettino se cansa del monótono juguete, se dejaresbalaralsueloysedesplazahaciaotroobjetivo. El viejo se pone también a cuatro patas y le habla cara a cara: -¡Qué grande eres, niño mío! ¡ Has vencido al tanque, lo