. Fui hasta la ventana para ver si la policía o algún cuerpo especializado estaba poniendo cerco a la manzana, pero la calma seguía reinando en el exterior. Que no entre aquellas cuatro paredes, porque la Emilia me hacía frenéticas señas de que acudiera a su lado. --Yareacciona--dijoconunhilodevoz. Efectivamente, María Pandora había entrecerrado los párpados y su garganta se esforzaba por emitir una tosecilla que apenas si merecía el calificativo de gorgoteo. La