respiraba normalmente. --Sólo está sin sentido. Vamos a echarle un poco de agua. Lo arrastramos hasta el inodoro, le metimos la cabeza en la taza y tiramos de la cadena. El agua arrastró consigo el peluquín rubio dejando al descubierto una calva lironda. --Yareacciona--murmuróelchino--,graciasa dios. Entre toses, arcadas y palabrotas volvió en sí el sedicente productor. --¡Cago en la puta! --fueron sus primeras palabras