vellonería enredada de su propio sexo, en sus pechos a la deriva, en la dura corteza de sus talones; pero su amiga, en un torbellino, un sinfín de palabras, verdadero rocío de la mañana, toallitas limpiadoras, suavizantes, la tomó de la manoylaguióalarecámaraysiguiógirandofrentea ella envuelta a la romana en su gran toalla espumosa, suplemento íntimo, benzal para la higiene femenina, cuídese, consientase, introdúzcase, lo que sólo nosotras sabemos: