de toda iluminación. No pude reprimir una exclamación y reculé presa del terror. Entonces oí que alguien me llamaba desde la negrura. --Estoy aquí, al fondo, junto a la ventana. Camina todo derecho y no tengas miedo, que no hay nadaconquetropezar.Guíatepormivoz. Seguí estas instrucciones y acabé chocando con un cuerpo menudo y enclenque que se vino al suelo. A tientas encontré un montón de áspero sayal, tiré de él