. Yo hubiera podido rodar en el afelpamiento de sus pasillos rojos, en la redondez abullonada de todos sus palcos, rodar de pura exaltación, como una piel mullida, un vello humano tierno y oloroso. Hubiera querido arrellanarme en cada butaca maravillosamente dulce y hospitalariaparaeltacto.ResonaronlasvocesdeMarie Bell, de Louis Jouvet, de Gerard Philippe, de Simone Valère, de Jean Louis Dessailly, porque en otros tiempos, cuando Alex era en Francia el primer constructor de cosas