esperábamos a amigos que regresaban del frente. Y fue entonces cuando noté que tenías le mal du pays, volteabas los ojos hacia el sol pálido y recordabas otro, en el fondo ya querías irte. Estabas harto. Europa ysufríoysugranguerraylastropasregresandoenlodadas arrastrando sus haberes y la muerte de Apollinaire irreconocible y con la cabeza vendada, una esquirla en el cráneo, todo te había asqueado. Era hora de irte. Lo único