tolerando un sistema que producía locuras como la guerra. Gritabas una y otra vez, que pronto vendría una solución; tenía muchas discusiones con los rusos --mis amigos emigrados revolucionarios-- sobre el papel de la pintura en el futuro orden social. Todos losdíasesperábamosaamigosqueregresabandel frente. Y fue entonces cuando noté que tenías le mal du pays, volteabas los ojos hacia el sol pálido y recordabas otro, en el fondo ya querías irte. Estabas harto. Europa