eventualidad de un accidente, del que para entonces me habría llegado ya noticia en una comunidad tan diminuta, e inferir, por doloroso que ello me resultara, que mi adorada esposa había decidido marcharse, por los motivos que fuera, y que no tenía la menor intenciónderegresaralhogar.Juzguenustedesmismos mi desesperación. Y la mía al comprender que aquella paliza no había llegado aún a su fin. Me sentía destemplado: no había comido nada en todo