apendejado y por más que te llamó nunca volteaste. Por eso se preocupó. Ya ni la amuelas. Estábamos en el patio de carga... Anda, vámonos de aquí. Sin sentirlo, Pancho ha comenzado a caminar al lado desuscuates.Hacemuchoquenoandaconellos.No los buscó siquiera cuando la Teresa se largó ni se asomó tampoco a la cantina. Al cabo tenía a la Prieta y allá se fue a dormir, acunado en sus entrañas temblorosas que