quince hombres y, sin embargo, en un momento dado, estos quince saltando al unísono taparon el cielo. Apenas tocaron tierra, soltaron las amarras de sus muslos para recoger el paracaídas, pero en el aire, el viento dispersaba las grandes flores, un viento helado que los alejabaamásdemilmetros,dosmil,tresmillosunos de los otros cuando yo había calculado reunirlos en quince minutos. Después, al ver su torpeza me di cuenta que era la primera vez que muchos de ellos se tiraban: ¡Qué