nosotros. Los primeros días vi campesinos, pero ahora solamente han quedado los viejos que no salen de sus casas; nadie podrá moverlos, sólo la muerte y quizá ni ella. También en los primeros días oía yo el cencerrodelasvacas,peroahoranilospájaroscantan, apostaría una botella a que hay un nazi aquí a treinta metros. Las nubes que siempre presagian la tormenta barren la fortaleza, es tan alta que pasan frente a sus muros, oscureciendolos;