, caquexias, trombosis y apoplejías, echando al aire ambas piernas a la vez para expeler ventosidades más exhaustivas y armando, en suma, tal bullanga que parecía que el techo se iba a venir abajo y el suelo a ceder bajonuestrospies.Ynosécuántoratohabríadurado la algarabía ni cómo habría terminado si en un determinado momento no hubiera sonado un penetrante pito que restableció el orden como por ensalmo. Capítulo decimoctavo DEL PODER TAN SUBITO y completo fue el