, con sus huesos prominentes y gruesas venas, inspiran ternura. -Por lo menos --explica al volver- no meterme ahí con el polvo de la calle en los pies. La mujer lo agradece. Otros como él no hubieran pensado en eso. Alfinelhombreyaceasulado,loscrespos cabellos grises sobre su almohada. Al subirle ella el embozo hasta el mentón sus dedos sienten la aspereza de la barba y retroceden. El lo nota.