, roto, hijo de la chingada!" y no lo bajó de maricón. Los demás rieleros le hicieron eco, entre risas, burlas y otras mentadas de madre; ellos mismos tienen grasa hasta el cogote, una grasa pesada, negra, visceral,porqueconésavancubriendotodoelinterior de la máquina, frotandola, acomodandola en los menores intersticios, dispuestos a chirriar ríspidamente, redondeando los ángulos con una capa mullida, gruesa; forrando los intestinos