escuetamente brutal y concreto: tendido en un potro de tortura del modelo empleado en las comisarías de la derrocada junta militar rutenia, un comando de tres militantes de los grupos de choque conmemorativos del genocidio oteka proceden, con severidad implacable, a mi castigo y sodomización. Misvioladoresdeberánvestir,obligatoriamente,su equipo de campaña compuesto de escafandra, careta, casco antibalas y botas de montar. Mientras absorbo vorazmente la crema de aguacate que mana a borbotones del gigantesco consolador del