ADELA.- No estoy muy segura de que me guste verte. ERNESTO.- (Esforzandose en recuperar su tono desenvuelto y jovial acostumbrado.) ¡Ah! ¡No debes perdértelo! ¡Está impresionante! RAMON.- Supongo que hasta Adi y Javier saben cómo visteunobispo. ERNESTO.- Pero tú no eres un obispo normal. ¡Eres el rey de los obispos! (A Adi y Javier.) Le veis así y con su ropaje de gala y es como comparar una ermita con una