, se llevó un dedo a los labios y por toda explicación lanzó un grito ahogado y desgarrador: --¡No puedo más! Como si el cansancio la doblegara, retomó su camino. Pronto desapareció. Mi intención fue bajar y de un modo u otro recuperarla, perovacilé.Eltrensepusoenmarcha.Me sentí culpable, me pregunté qué le diría a Abreu y cómo sería su reacción. Se mostró más triste que sorprendido. Repetidamente murmuraba: